Educación Emocional en la infancia

El verano llega a su fin una vez más y con él las vacaciones…

Nuestros hijos regresan a las aulas o tal vez los más peques lo hagan por primera vez.

Este periodo de descanso en el que flexibilizamos costumbres y horarios da paso a nueve meses de rutinas, tareas, retos, frustraciones… pero también vivencias, amigos, experiencias, risas, juego…

Lo cierto es que nuestro sistema educativo aunque en constante evolución, sigue más centrado en aquellos contenidos académicos que puedan dotar a nuestros pequeños de aquellas capacidades intelectuales, conocimientos y destrezas necesarias para lograr alcanzar una titulación y con ello el acceso al mercado laboral en el futuro.

Pero está más que demostrado también que no solo los conocimientos académicos o un buen nivel de desempeño intelectual bastan para asegurar en nuestros hijos un porvenir pleno, prometedor, de éxito profesional y/o personal, un futuro feliz, sentirse realizados, satisfechos…

Son innumerables los casos de personajes y sujetos brillantes intelectualmente hablando pero incompetentes en una vida en sociedad, o por el contrario, personas con un cociente intelectual medio pero con un alto nivel de desempeño en otras inteligencias múltiples que les dotan sin duda de otras ventajas en su día a día en todos los ámbitos.

Esto no quiere decir que ser inteligente y tener un muy buen rendimiento escolar sea negativo, todo lo contrario. Simplemente destacamos la importancia de tener en cuenta otro abanico mucho más amplio de cualidades y de habilidades intra e interpersonales determinantes en igual medida para nuestro bienestar personal y el de nuestros hijos.

Desde la Psicología Positiva y el Campo de la Inteligencia Emocional y las Inteligencias Múltiples, prestigiosos psicólogos avalan con multitud de estudios esta realidad.

Y en una sociedad global, exigente, en constante movimiento como la nuestra la Educació Emocional de nuestros pequeños cada vez tomará mayor protagonismo en todos los entornos educativos del niño y adaptándose a las exigencias propias de cada etapa de desarrollo.

– La primera infancia

Ya el bebé recién nacido nos empieza a mostrar su personalidad y su carácter.

Es primordial el entorno del hogar, el apego, la atención a sus demandas a la hora de ir conformando su autonomía, su conocimiento de si mismo y del entorno, su manera de relacionarse y tolerar la frustración.

La llegada del lenguaje y la deambulación le permitirán experimentar por sí mismo, aprender del ensayo y error, anticiparse… Y todo ello le provocará emociones, sentimientos… Ya en esta etapa podemos empezar a enseñarle a identificar lo que siente, sus emociones primarias, ayudarle a calmarse y mostrarle que estamos a su lado en ese proceso. Los cuentos, el dibujo y la música son una valiosa herramienta para ello en este momento.

– La etapa escolar

La llegada al colegio le permitirá socializarse, salir de sí mismo, aprender de manera real cuáles son las reglas de las relaciones humanas básicas: la comunicación, la empatía, la escucha, la cooperación, el respeto…

Pero irá acompañado de decepciones, enfados, sentimientos de vergüenza, de no petenencia… Tendrá que aprender a esperar, que no todo es posible siempre como a ellos les gustaría, que hay consecuencias a nuestras acciones…

Es la toma de contacto real con la amistad  pero también con las normas y las reglas sociales.

Y todo ello es una oportunidad única para sentar las bases de aquellas habilidades o equipaje emocional que le permitirán ir saliendo a flote de cada reto y situación. Aquí se inicia el aprendizaje sobre nuestro yo interior y sobre las relaciones con nuestros iguales. La identificación y gestión emocional son muy importantes ahora.

– La preadolescencia

Es por todos sabido que esta es una etapa complicada de transición. El niño empieza a cambiar físicamente y a experimentar emociones nuevas y sentimientos encontrados.

Se enfrentan a cambios, nuevas amistades e influencias, nuevos enfoques de la vida que no siempre tienen por qué ser coincidentes con el modelo familiar…

En esta etapa se da un choque entre lo que le  hemos mostrado y lo que el mundo les muestra a ellos.

Suelen sentise vulnerables, inseguros…, aunque lo disfracen a veces de un exceso de vanidad.

Podríamos decir que será el momento en el que de verdad empiecen a tomar sus propias decisiones con lo que las consecuencias de sus actos pasan a recaer directamente en ellos. Aparece la responsabilidad aunque no siempre les guste.

Conciliar esa realidad del entorno a sus ojos con la convivencia en el hogar puede pasar a ser todo un reto.

Las normas deben seguir estando claras, pero será más necesario aún el respeto mutuo, el diálogo, la mediación y el consenso… Funcionará aún peor la imposición y el objetivo será llegar a acuerdos mutuos y resolución conjunta en el que nuestros jóvenes sientan que se tienen en cuenta sus realidades, opiniones y necesidades también.

Como padres, puede que ya no estemos al corriente de todo lo que les suceda y deberemos confiar en ellos si ellos alimentan esa confianza, pero sobre todo hacerles saber que seguiremos estando cerca siempre que nos necesiten.

La educación emocional aquí ayuda a «poner orden» en su interior, pero funciona mejor ya en un grupo de chavales de edad similar y con intereses que llos perciban más cercanos a los propios.

Si en la primera infancia los cuentos eran muy adecuados, aquí necesitamos recurrir a la musica, las nuevas tecnologías, el deporte o al abanico de sus aficiones…

Ahora somos nosotros los que debemos aprender a desenvolvernos en «su mundo» y en «su idioma» para llegar a ellos..

Es cierto que no siempre es fácil, pero acompañarles a la línea de salida de su vida adulta tratando de que esta sea una vida más plena y feliz, merecerá la pena.

 

En ITAF (Instituto de Terapia y Atención Familiar) llevamos años acompañando todos estos procesos propios de cada etapa, con niños de todas las edades y sus familias.

Trabajamos individualmente cada caso pero nos han dado también grandes resultados nuestros Grupos de Educación Emocional.

En ellos, agrupados por edades e intereses similares nuestros niños y jóvenes aprenden a conocerse mejor, a identificar sus emociones y gestionarlas de otro  modo, a relacionarse más y mejor con el resto, a trabajar en equipo, se permiten expectativas más realistas potenciando su capacidad de motivarse hacia logros a medio y largo plazo y no sólo inmediatos…

Estos grupos son un reflejo más real de lo que viven fuera de la consulta por lo que las nuevas habilidades y estrategias se generalizan mucho más a los distintos ámbitos del niño (familiar, escolar, social, deportivo…)

Si tienes hijos y el día a día se hace difícil muchas veces solo puedo decirte que tranquilo, porque perteneces a la inmensa mayoría.

Al final siempre digo que ser padre es la única «titulación» en la que primero te dan el diploma y luego haces la carrera…

Ellos llegan  a este mundo a aprender y a la vez nosotros nunca aprenderemos tanto del mundo y de nosotros mismos como con ellos.

Aprendemos con ellos y aprendemos de ellos…

Si necesitas ayuda y crees que podemos ayudarte no dudes en consultarnos y en solicitar más información sobre nuestros grupos de Educación Emocional:

  • Grupo de Inteligencia Emocional en Infantil (3-6 años)
  • Grupo de Inteligencia Emocional en Primaria (7-11 años)
  • Grupo de Inteligencia Emocional en Secundaria (12-16 años)

Espero que estos consejos y reflexiones compartidas, fruto de la experiencia profesional y de la propia maternidad te sirvan de orientación.

Todo el equipo de ITAF y yo misma quedamos a vuestra disposición.

Raquel Esteban Hernández

Directora Gerente de ITAF

Fisioterapeuta, Psicóloga General Sanitaria experta en Psicología Positiva…… y madre.

 

ITAF R Esteban
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