Navidades en tiempos de pandemia

NAVIDADES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Si echo la vista atrás, resurgen de mi memoria celebraciones navideñas multitudinarias, rodeados de tíos, primos, abuelos, amigos…, en torno a una mesa infinita con sillas agolpadas e infinidad de platos de tantas y tantas cosas que sólo en esas cenas podíamos disfrutar…, cuando no había turrones en septiembre ni roscones todo el año, ni se comían langostinos cada domingo si querías.

Recuerdo esas noches eternas, como único día en el que se acababan las horas, hasta que de uno en uno y en cualquier lugar, íbamos cayendo en un sueño que aún sin quererlo, acababa apoderándose de nosotros.

Noches de risas, de brindis, de villancicos, dedicatorias, ovaciones…

Cierto es que, como la vida misma, todo cambia y se reinventa. Y las cenas familiares se diversificaron en cotillones, cenas de gala en restaurantes, o simplemente reuniones menos multitudinarias porque las familias se reparten más…

Pero este año, sin duda, ha supuesto una vuelta de tuerca a nuestras tradiciones y a todo lo conocido hasta ahora. Hace un año, poco podíamos sospechar ni imaginar, que una amenaza tan grande nos sobrevolaba.

Estas navidades nos enfrentamos al reto de tratar de estar unidos, que además, después de meses separados, es una necesidad, pero a la vez sin la posibilidad de estar junto a familia y amigos.

Este año la familia se limita a su mínima expresión, que son los tuyos más cercanos, aquellos con los que vives. El resto, debe esperar.

Y para los más pequeños puede ser difícil de comprender un cambio tan drástico en nuestras relaciones más básicas.

¿Cómo convencer a un niño de que no es recomendable abrazar a sus abuelos o de que ir a comer con ellos puede ser una amenaza peligrosa?

Pero por otro lado, los retos más difíciles pueden a la vez convertirse en valiosas oportunidades de aprendizaje si sabemos mirar en la dirección correcta.

Hay principios básicos, que son los que deberíamos tratar de mantener visibles:

  • Menos, a veces es más: Podemos enseñarles que no por ser menos, vamos a querernos menos. Por suerte hoy en día tenemos muchas más maneras de contactar.
  • Lo bueno también se hace esperar: En un mundo donde la mayoría de cosas ocurren ya y por tanto lo queremos todo para ya, es importante darse cuenta de que a veces merece la pena esperar, para que luego podamos disfrutar de algo en plenitud. Puede que ahora no podamos reunirnos o celebrar fiestas juntos, pero si todos nos cuidamos será más fácil recuperar nuestro tiempo juntos antes.
  • Lo que tú hagas cuenta para todos: No hacemos lo que hacemos sólo por nosotros, sino sobre todo por los demás. Por todos los que queremos y nos importan. Juntos el efecto es más poderoso.
  • Ser menos también puede ser mucho: Cuando somos muchos, nos perdemos inevitablemente cosas puesto que no podemos estar atentos a todo. Aprovechemos en esta ocasión para hablar más, para escucharnos más, para preparar entre todos, para jugar y disfrutar juntos…
  • Aprendamos a estar bien también desde la calma: no solo desde el ajetreo.
  • Únete aún en la distancia, transmite cariño con tu palabra y tu mirada, con tu interés, con tus historias. Sé sincero en tus angustias, en tus miedos, en tus deseos e incluso en tu enfado. Tienes derecho a sentir y a lamentar, al igual que tienes derecho a soñar y a tener esperanza y a querer algo mejor… Al fin y al cabo por suerte, estamos vivos y estar vivo implica reír y a veces llorar, ganar y perder, compartir y afrontar…

 

Estas navidades las fiestas serán muy distintas y jamás las olvidaremos, como tampoco olvidaremos a los que no podrán acompañarnos ni en éstas ni nunca más. Estas navidades serán recordadas siempre, pero que no sea sólo por el sacrificio, sino también por el reencuentro con lo cercano desde el recogimiento, desde la reflexión que permite este tiempo para pensar y volver a encontrar la esencia de lo que somos y aquello que queremos llegar a ser.

Disfruta al máximo, de lo más mínimo, porque la mayoría de las veces esos detalles menores, todos juntos, son los que conforman la grandeza de los  momentos más importantes de nuestra vida.

 

Raquel Esteban Hernández

Directora de ITAF, Psicóloga y Fisioterapeuta.

Fotografía de Antonio Beas.

 

 

 

 

ITAF R Esteban
info@itaf.es
Sin Comentarios

Publicar un comentario